Obesidad
Obesidad
Obesidad, es el estado físico en el cual hay almacenada en la economía una cantidad excesiva de grasa. Por sus consecuencias este trastorno merece la consideración médica que se presta a una enfermedad grave.
Frecuencia de la obesidad.
La acumulación inmoderada de tejido adiposo puede ocurrir a cualquier edad, pero es particularmente frecuente a mitad la vida. Los grados menores 10 a 15 por 100 más del peso óptimo son la regla, más que la excepción, después de los 30 años de edad .
En Estados Unidos se calcula que de la décima a quinta parte de la población tienen un exceso de peso de 20 por 100 o más. Las mujeres están más frecuentemente afectadas que los varones, estos tienden a presentar rápido aumento de peso desde los 30 a los 40 y más años.
Etiología de la obesidad.
El almacenamiento de energía en forma de grasa, constituye el método utilizado por la economía para conservar cualquier incremento de la energía absorbida por encima de las necesidades.
Así, tanto en el tratamiento de la obesidad como en su profilaxis, hay que pensar tanto en el ingreso energético, es decir en la calorías de los alimento, pero también hay que pensar en el gasto de energía, incluyendo las necesidades basales y la gastada en forma de tono muscular en ocasión de un sueño inquieto, igual como efectuando ejercicio de manifiesto.
La grasa comida en exceso probablemente pase directamente a los depósitos grasos, pero además, tanto la proteína como los hidratos de carbono ingeridos en exceso, en una medida mayor que la necesaria, se convertirán en grasa.
Así pues los alimentos “engordan” por cuanto proporcionan energía (calorías). La grasa tiene un equivalente energético de aproximadamente 9 calorías por gramo, los carbohidratos y las proteínas de aproximadamente 4 calorías por gramo.
Estas son relaciones energéticas manifiestas en relación con la obesidad, pero al buscar la causa de estas hay que considerar no solo el equilibrio energético sino también si está afectado, el ingreso o el gasto de energía y en qué forma.
El control del ingreso alimentario, y por lo tanto de calorías, resulta difícil de comprender. El apetito y la saciedad han sido ampliamente estudiados en el animal y, hasta cierto punto, en el hombre, pero todavía no sabemos la forma de controlados.
Mecanismos de control del organismo.
En animales de experimentación, dos centros que tienen que tienen acción profunda sobre la ingestión de alimentos se hallan representados bilateralmente en el hipotálamo. La lesión de los centros con localización más central origina hiperfagia y obesidad intensa, la destrucción de los núcleos colocados bilateralmente más por fuera hace desaparecer el deseo de comer y produce muerte.
Se ha supuesto que estos dos centros regulan el apetito y el peso corporal. Algunos pacientes obesos con síndrome de Froehlich o con lesión traumática infecciosa del hipotálamo pueden sufrir obesidad hipotalámica.
Otro mecanismo que en las personas controla el apetito es el valor de la glucemia. Así, después de una comida, cuando la diferencia arteriovenosa es considerable, hay impresión de saciedad; en cambio, antes de comer, cuando la diferencia arteriovenosa puede ser pequeña, está aumentado el apetito.
Además de la glucosa, el contenido hepático de aminoácidos parece guardar una relación similar con el apetito y la saciedad. Es indudable que los hábitos, los aspectos culturales de la comida, y ciertos trastornos psicológicos, pueden ser causa de comer en exceso o, a la inversa de producir ingestión insuficiente.
La obesidad y el humano.
En diversas culturas, particularmente en el mundo occidental, la comida guarda un sentido muy profundo a nivel espiritual y psicológico. El momento de las comidas muchas veces se celebra como una fiesta, o por lo menos un motivo para las familias y los amigos reunirse, en otras palabras, partirse el pan y la sal.
El comer proporciona satisfacción al niño y, frecuentemente, también al adulto. En consecuencia, pueden negarse a los niños alimentos determinados como castigo, o pueden dárseles como premio cuando han sido particularmente buenos o han efectuado la tarea que se les asignó.
Así, pues, nuestros hábitos y nuestra cultura pueden contribuir en forma importante a la frecuencia de la obesidad en Estados Unidos por ejemplo. Quizá guarde relación con ello la hipótesis según la cual el aumento del apetito, o por lo menos el comer en exceso, pueden ser una respuesta a una tensión emocional inadvertida o un conflicto no resuelto.
Anatomía patológica de la obesidad.
Algo de tejido graso es componente normal del cuerpo; proporciona soporte estructural importante y brinda almacenamiento de energía. En la obesidad extrema la grasa subcutánea puede tener 10 cm o más de espesor, y se producen depósitos excesivos grasa en tejidos retroperitoneales, epiplones, mesenterios, tejidos perirrenales, mediastino y pericardio.
Puede haber grandes depósitos en los planos aponeuróticos entre los músculos, y puede descubrirse infiltración grasa en órganos como páncreas y corazón. El hígado a veces está aumentado de volumen, y muchas de sus células pueden tener un exceso tangible de grasas.
La distribución de la grasa corporal varía considerablemente en las personas obesas. La tendencia, a medida que pasan los años, a aumentar la grasa del tronco, a veces a expensa de las extremidades, es fenómeno corriente y tópico de discusión en personas de mediana edad .
Los hombres tienden a adquirir grasa en cara, cuello y la parte alta del tronco. La obesidad del síndrome de cushing es una exageración de la distribución masculina, Las mujeres de algunas tribus africanas acumulan grandes cantidades de grasa en las zonas glúteas, de manera que hacen protrusión en forma extraordinaria que es la esteatopigia. Estas son algunas de las anomalías de la distribución de grasa que en parte se hallan bajo control endocrino.
Manifestaciones clínicas de la obesidad.
- Se produce secreción e infección de la piel por debajo de rollos de grasa.
- La corpulencia aumenta la probabilidad de insuficiencia cardiaca en pacientes con una patología cardiaca previa.
- Hiperventilación, hipoxia, retención de dióxido de carbono.
- Disminución de la capacidad vital, policitemia y somnolencia.
- Si se es joven se puede padecer del síndrome de Pickwick, llamado así por el joven corpulento de la novela de Dickens Pickwick papers.
Puedes encontrar más en:
https://www.nutricionhospitalaria.org/index.php/articles/00375/show
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/206450/9789243510064_spa.pdf?sequence=1
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